Apareció en mi vida la noche de
la segunda presentación de mi primer libro. Simplemente, estaba allí con una
cantidad enorme de ricuras que ella
misma había cocinado. A la semana ya estaba comiendo en su casa. Lo que siguió
fue un constante brindarse con su inmenso corazón para ayudarme. Sin paqueterías,
sin figuraciones, perfil bajísimo. Es bella por donde la mires. También es dueña de un carácter afable y
directo, si tiene que decirte algo no te va a escribir una carta: te lo dice en
la cara y en el alma. Sólo puedo agregar que la quiero mucho y la admiro. Creo que
no es poco. Vive para sus hijas: Anto y Agos. Las tres son inescindibles. Ah,
se llama Mirian Vuscovich.
© Juan José Mestre.
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