jueves, septiembre 30, 2010

EL CÍRCULO


Casi siempre nos gana la desgana, esa inercia que desafía al movimiento y paraliza. Las desnudas ramas de un árbol no son tan indiferentes a la brisa como nuestro herido corazón frente a la ventisca. El vuelo de los buitres nos acecha, hasta que el círculo se cierre hacia lo inevitable.











© Juan José Mestre   

miércoles, septiembre 29, 2010

ME PREGUNTO...

Me pregunto si es necesario el sufrimiento
para amarte tanto,
al punto de sentir que que me estoy rompiendo como
un cristal que estalla
por la presión del frío insoportable...
Me pregunto si vale la pena llorar de amor
y soñar con algún reencuentro
para luego volver al eterno letargo de no estar juntos...
Me pregunto hasta cuándo lograré vivir
con el tormento dulce de amarte con locura...
Y las respuestas no llegan,
pero poco importa...
porque si me asaltan
estas dudas,
tengo la certeza esencial
de que
-mientras viva-
no lograré arrancarme
este amor
de mis venas y mi carne...


(c) Juan José Mestre.

martes, septiembre 28, 2010

EL ENCANTO

El encanto de una
imagen


apenas intuida,


la bucólica
sensación


de ser el árbol deshojado


tras la ventana,





un rostro


que deviene en
mudanza de acertijos,


ese extraño
efecto del cristal


resbalando
titubeos del olvido…











© Juan José
Mestre

lunes, septiembre 27, 2010

LA PAUSA

se despierta el albatros en blancos aleteos
la espuma suave lame sus zancos junto al capullo
huye la mar en busca de tu piel

la desnudez de los cuerpos conjura estrellas despintadas

al alba se le antoja que algo está de más en el paisaje
se retira para que la noche continúe en dermis erizadas
...mientras pueda...

© Juan José Mestre

viernes, septiembre 24, 2010

Desidia del rosal

Desidia del rosal en primavera, carcome las horas pesarosas esa vieja costumbre de añorarte. Así,
raído como los harapos de las horas detenidas en la esfera ficticia del
silencio, muero en minutos de sal que me laceran. Sentado en la raíz del ocaso
decadente, espero que el oscuro horizonte de la noche, me devuelva aquel
ramillete de imposibles. Inútil, viejo farol sin lumbre del andén abandonado,
proyecto aquello que me pertenece y que los otros llaman nada. Despojo
imbricado entre dos sueños, duermo el espejismo anhelado de tenerte. Mañana, el
rosal seguirá con su obstinado derroche de sangre en sus flores, cuando en mis
venas sólo haya un recuerdo trunco con pretensión de cielo.





© Juan José Mestre





 




jueves, septiembre 23, 2010

SILENTE

Silente, la tarde bordea esa pacífica beatitud de tus senos jugueteando con la hierba ligeramente inquieta. Cincel de oro, tornea el sol la triunfal cimbra de tus muslos. Czarina en el limen del éxtasis, sabes de tu pronta muerte y te entregas, magnífica y ubérrima, a la celeste voluntad del éter. Brindas tu pubis generoso y fértil a cualquier estrella fugaz que lo penetre.  En un instante, la leche de la noche cubre tus recatos, Popea encinta y bella. En calma, punteas de acechos la alborada. Sabes que la divinidad te espera…

© Juan José Mestre

miércoles, septiembre 22, 2010

Las venas de lo humano


Todo está como la víspera. Es casi una bendición este
amasijo eléctrico que se repite una y otra vez. Un falso llanto pretende
suplantar a la mano tendida que en verdad se necesita. En verdad, también, se
busca el facilismo de la conmiseración que reemplace al gesto fraterno de asumir
las culpas y pedir perdón. El cuervo siempre se alimenta de carroña siendo él
mismo no más que eso.



Otro espasmo: catarsis del espíritu que quiere huir por
estos dedos que apenas escriben; más bien exhalan pústulas que se incrustan en
los intersticios del teclado y convierten a mis manos en apéndices dolorosos de
un fantasma colosal, único, depravado en su esencia, loco encantador de
serpientes, virulento en su magnífica presencia de papel maché.



Sueño pesado. No puedo más. El abismo se cierra de a
poco. La anaconda está presta. Todo
espera el interludio del sosiego para prolongar el silencio procaz de cada
día.









© Juan José Mestre





martes, septiembre 21, 2010

PRIMAV ERA

Puntual, llega otra primavera. La luz hoy exhibe el plúmbeo matiz de una tormenta cercana. No nos queda más que buscar, por hoy, los colores de una flor en su porfía de estallidos. No nos queda más que soñar en los próximos días de verdes y de azahares.

© Juan José Mestre





lunes, septiembre 20, 2010

TRANSICIONES

La transición está en su cénit. Lo gris se diluye en tonos suaves, casi indefinidos, con esa premura que alcanzan los azules en su ilusión de cielo. No es primavera, pero tampoco invierno. Esa incertidumbre a plazo fijo que rebota en las nubes nos dice que sólo una pasada de gallo nos separa del equinoccio. Es así. Mañana tal vez no sea notorio, pero otra fracción de tiempo habrá comenzado.





© Juan José Mestre

sábado, septiembre 18, 2010

EL CIRCO

El circo había llegado sin más ni más, de un día para el otro. Se instaló en el lugar de costumbre, un campito que el municipio había destinado para esos fines. En apariencia, era como todos los que verano tras verano se sucedían en el viaje atávico de la tristeza. Todos los circos son tristes, pero este lo era más aún. No se podía precisar el motivo de tanto gris pintado con colores chillones, mas todo el ámbito rezumaba ese dejo de vejez doliente que atravesaba los sentidos. Decidí ir a ver la función de esa noche para ver que pasaba. Apenas me ubiqué en la platea, comencé a observar a los ocasionales espectadores: todos estaban con esa alegría prefabricada, casi obligatoria, que el lugar imponía. Al término del espectáculo se intuyó un regusto de alivio, poco más o menos que paralelo a la indolencia de los pies, mezclados con la pesadumbre del aserrín y la tierra en la premura por salir y liberarse de la angustia contenida. El circo comenzaba ahora a dormitar su bagaje de tramoyas sin esperanza, sabedor de su destino inventor de naderías.


















© Juan José Mestre

viernes, septiembre 17, 2010

LA ESPERA

Una sonata, una cualquiera, trae a mí ese dejo de caricias olvidadas por la casi eternidad del día. Es como el agua fresca acopiada en los cántaros de arcilla primigenia o la yerbabuena cuando baña el aire con fragancias taciturnas, por poco al borde del ensueño. Es el trigo de tu piel dorando los sembrados; es la fresa roja de tu vientre que difiere las aguas llenas así la espuma no abandona la costa apasionada de sereno. Es el sojuzgarse a las horas para que propicien el rencuentro, el amor revoloteando en círculos, el nido prestado de los pájaros, ese arrullo de la luna en mediodía, el agudo canto de un niño -ángel del bosque- lleva una octava de cielo para preñar de música la noche. Mientras, las sombras caen con la desgana que da lo que es innegable. Luego, la furtiva noche será ninfa, doncella escatológica en la tibieza de tus muslos.


© Juan José Mestre

miércoles, septiembre 15, 2010

INVOCACIÓN DE ENERO Y LLUVIA

Lluvia, noviazgo del gris



con el patio entregado a los celajes,



sueño en seda, malla octogonal de lo trivial



que llega y se pierde en los efluvios del viento,



encanto del camino solitario entre glicinas,



lluvia, déjame andar a tu lado, escribiendo huellas,



admite que puedo encapsular colores, hacer crisálidas



con los fragmentos del alma quejumbrosa y hundirme junto a ti,



pleno de feliz nostalgia…



















© Juan José Mestre

martes, septiembre 14, 2010

LUNAR

El cuenco del espejo se reduce:



un punto,



allí en la nada,



refleja la obscenidad de lo denso.







El último de los símbolos



pasa fugaz



hacia la irreverencia.







La mudez, en su señorío,



grita su soledad



a ultranza.






© Juan José Mestre

lunes, septiembre 13, 2010

Nimia pequeñez

Eres pequeña, dulce fragilidad en tus orillas. Desnuda como la mañana que nunca cubre sus pudores. Desnudo tornasol del arrecife, único matiz de trigo que bordea el vientre de tu vientre. Brisa dorada, fuego excomulgado en la ternura de tus manos, hilo de plata que unifica la dualidad del cielo, arcilla dócil moldeando el manso vello fragante de rocío. Eres pequeña, pequeña y frágil aventura entre dos mares, niña indómita, apacible redondez de tu cintura, mínimo roce que difumina al mundo.




© Juan José Mestre

sábado, septiembre 11, 2010

EL HUMO

El humo. Te fuiste con el humo. Simple voluta que el Tiempo destruye en la infinitud. Única palabra que se llama a silencio de tumba olvidada como todas las tumbas. Era justo la estación de las vides, justo cuando el mosto iba a darnos su dulzor de vino. Era justo el momento de amasar el pan con el amor de lo sagrado. Era justo el instante de encontrar el Santo Grial en nuestros cuerpos para beber en piel todos los misterios. Era justo la nota más alta de la melodía cuando tus huestes tocaron retirada. Justo cuando el amor florece en calandrias su fulgor de cantos. Como el humo. Te fuiste como el humo, hálito de mar y costas, viento furtivo que hincha el velamen y zarpa, libre albedrío que me deja sin alas. Redención de todo y de nada que oye el llamado del sol y desvaría en el aire vacuo del aturdimiento. Mansa ausencia salobre en lágrimas. Alma de incienso, cuerpo de mirra. El oro memorioso se hizo verdín de hastío.










© Juan José Mestre

jueves, septiembre 09, 2010

EL AMOR EN SILENCIO

¿En qué punto cometimos el error, querida mía?

¿Qué fue lo que hizo que nos calláramos aquello

que debiéramos haber dicho en mil gritos,

en millones de susurros?

¿Por qué nunca nos dijimos esto que sentimos

desde siempre, en cada mirada,

en cada roce casual que se produce

en cualquier ocasión?

¿En qué momento decidimos someternos

al castigo feroz de amarnos en silencio?

Quizás fuera lo más conveniente para ambos,

¡pero el precio es muy alto!

¡Tan alto que no sé si podremos pagarlo

con mil vidas y mil muertes!

Tan alto como mirar tus ojos y ver

mi amor en tu tristeza, tus sueños en mi desdicha

y tener esa tremenda sensación

de querer abrazarte para siempre...

y no poder hacerlo aunque tú también lo quieras...!



(c) Juan José Mestre.

miércoles, septiembre 08, 2010

ME PREGUNTO

Me pregunto si es necesario el sufrimiento

para amarte tanto,

al punto de sentir que que me estoy rompiendo como

un cristal que estalla

por la presión del frío insoportable...

Me pregunto si vale la pena llorar de amor

y soñar con algún reencuentro

para luego volver al eterno letargo de no estar juntos...

Me pregunto hasta cuándo lograré vivir

con el tormento dulce de amarte con locura...

Y las respuestas no llegan,

pero poco importa...

porque si me asaltan

estas dudas,

tengo la certeza esencial

de que

-mientras viva-

no lograré arrancarme

este amor

de mis venas y mi carne...






(c) Juan José Mestre.

martes, septiembre 07, 2010

LA EXISTENCIA

Es esa inquietud que se esconde en los rincones,



aquella conmoción fatigosa de estar vivos en el embrollo



que hierve el agua de un pegote aguado y maloliente,



mentira cotidiana y machacona en las sienes



desprovistas del yelmo protector de la inconciencia.







Es esa mancha negra y depravada



que corrompe las paredes y los huesos



el último adalid de la injusticia,



el último adalid, mas el triunfante.















© Juan José Mestre

lunes, septiembre 06, 2010

NACIMOS

Nacimos.







¿cuándo?... cuando nuestras almas



encontraron el camino de la Tierra



y la carne se hizo amor en nuestros padres



y el amor se hizo portal de vida en nuestros cuerpos;







y nuestras almas comenzaron a buscar las cosas de esta vida.



Y hallaron el Sol. Y hallaron un bosque. Y un hombre a quien



le preguntaron si era profeta, pero no esperaron su respuesta.



Y también nuestras almas hallaron el mar y en la arena



un libro de una sola página.







Y buscaron. Y encontraron ríos, valles, lunas, desiertos, montañas,



gentes. Y buscaron. Pero no hicieron nada por VER. Entonces no



vieron el brillo del Sol, ni contemplaron los colores del bosque,



ni leyeron la única página del libro...



Porque tenían prisa por conocer.







Y nuestas almas buscaron



más ríos, más valles, más lunas, más desiertos, más montañas, más gentes.



¿Para qué?, se preguntaron. para descubrir el secreto de la vida,



se respondieron.



Y entonces escucharon, traída por el viento, la voz



del profeta, que les dijo: ¨Buscad, sí, mas tratad de no conocerlo todo,

pues si lo conseguís, no tendréis la eterna primicia de lo inesperado.



Buscad, sí, pero sin prisa, porque esa es la manera de conocer verdaderamente¨.







Y nuestras almas supieron que habían errado el camino,



y entonces volvieron sobre sus pasos,



y vieron el brillo del Sol,



y contemplaron los colores del bosque.







Y también nuestras almas recorrieron, ya sin prisa,



ríos, valles, lunas, desiertos, montañas, gentes...



Y llegaron juntas a la playa del libro de la única página



que no leyeron.







Juan José Mestre ¿1978?

sábado, septiembre 04, 2010

SOLEDAD

El pecho que duele por los silencios ateridos de zozobras, las manos que se crispan y abrazan, la espalda encorvada, la cabeza que mira al suelo acurrucada en la mitad impertérrita de la nada, los ojos que se nublan. Y la primavera cada día más cercana y más lejana…

La vejez es lo único presente en medio de cada ausencia.





© Juan José Mestre

viernes, septiembre 03, 2010

Voz en elipsis

Voz en elipsis








Palabra a palabra



hebra muda



en la incomprensión



del hombre



se muere el amor



se muere el odio



se muere el mundo



a cada instante



















© Juan José Mestre

jueves, septiembre 02, 2010

TORMENTA

Estás tú, tormenta de mi alma,

en la majestad

de las olas tempestuosas,

en el recuerdo torturante

de mi amor que nunca fue tuyo,

por la desidia que me impulsó

al inmovilismo,

sin pensar que la calma no es buena,

que al final conduce a ninguna parte,

que es preferible la tormenta

que te lleve a un destino incierto

a la bonanza dulce del ensueño definido...



Y estás tú,

vida tormentosa de mi pobre alma,

moviendo el oleaje de mi

estanque

con pasiones que nunca me hubiera

atrevido a buscar,

con islas tropicales

que son oasis y huracanes,

luchando por un despertar que

haga imposible la paz

que cada vez ansío menos,

para explorar tus peligrosas aguas

que proponen sufrimientos

y luchas con dioses implacables que me llevarán

a un mar bravío que temo,

pero que definitivamente es tu morada...



Morada de tormentas y dulzuras

que mi cobardía

deberá afrontar para no quedarse

en la quietud

de la soledad e internarse como un

loco en las inmensidades de tu corazón

de tempestades...!



(c) Juan José Mestre.

miércoles, septiembre 01, 2010

DESIDIA

Soledades que aparecen

cuando menos lo esperas,

amores fugitivos

por tanta desidia,

llantos incontrolables

por ser un errante sin

caminos.



Soles negros, penumbras que hieren

los ojos de tanta ceguera,

músicas sin acordes, que recuerdan

al hombre del génesis,

primitivas melodías que trasmiten llamados

que no serán oídos,

porque tampoco pueden oír

los torturados.



Noches claras como el día de Marte,

mares de barro que fagositan

a quien ose sumergirse en ellos...



Angustias que se entierran como puñales

en mi pecho

sangrante de tanta nostalgia...



Vida que no es posible vivirla

sin tu mirada,

con tu amor ausente,

con tu ternura enajenada,

con la tristeza de andar

por el mundo

mientras otro te hizo sentir

lo que yo no pude.








Juan José Mestre