El pecho que duele por los silencios ateridos de zozobras, las manos que se crispan y abrazan, la espalda encorvada, la cabeza que mira al suelo acurrucada en la mitad impertérrita de la nada, los ojos que se nublan. Y la primavera cada día más cercana y más lejana…
La vejez es lo único presente en medio de cada ausencia.
© Juan José Mestre
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