Estás tú, tormenta de mi alma,
en la majestad
de las olas tempestuosas,
en el recuerdo torturante
de mi amor que nunca fue tuyo,
por la desidia que me impulsó
al inmovilismo,
sin pensar que la calma no es buena,
que al final conduce a ninguna parte,
que es preferible la tormenta
que te lleve a un destino incierto
a la bonanza dulce del ensueño definido...
Y estás tú,
vida tormentosa de mi pobre alma,
moviendo el oleaje de mi
estanque
con pasiones que nunca me hubiera
atrevido a buscar,
con islas tropicales
que son oasis y huracanes,
luchando por un despertar que
haga imposible la paz
que cada vez ansío menos,
para explorar tus peligrosas aguas
que proponen sufrimientos
y luchas con dioses implacables que me llevarán
a un mar bravío que temo,
pero que definitivamente es tu morada...
Morada de tormentas y dulzuras
que mi cobardía
deberá afrontar para no quedarse
en la quietud
de la soledad e internarse como un
loco en las inmensidades de tu corazón
de tempestades...!
(c) Juan José Mestre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario