miércoles, noviembre 27, 2019

LA MUERTE


LA MUERTE


Anoche, mientras dormía,  me vinieron algunos recuerdos. Tenían algo en común: la dualidad de la muerte. Es una pérdida, por supuesto, pero en este plano. Por lo demás, es liberadora  para quienes vivimos en la fe de la vida eterna. En mi experiencia, recuerdo el velatorio de mis padres: puedo asegurar que sentí felicidad y desolación al mismo tiempo: no puedo explicarlo, pero fue así. La partida de mi abuelo materno fue una tragedia y ahora es un dulce recuerdo. Tres de mis primos sufrieron mucho en sus paridas y tuvieron los más bellos ocasos que pude contemplar. Lo digo porque no fui a sus sepelios y, a modo de oración, observé los  más prodigiosos naranjas y rojos que jamás haya visto.  Vestimos a nuestros muertos con sus mejores ropajes y  Norman Mailer escribió una novela llamada  “Los desnudos y los muertos”. Nada más cierto que este símil. Es que para Nuestro Señor no necesitamos más vestido que la Divina Luz de Dios Padre.

 © juan  josè mestre