viernes, agosto 25, 2006

La seca


Fagocitado hasta su cauce, el río se ahoga en el agua que se ha ido. Tierra quebradiza donde habitaban los peces. El sol es una cuerda que asfixia unos pocos charcos remanentes. Más abajo, el mismo paisaje se regocija con la osamenta de una vaca. Silencio donde antes eran los trinos. El frescor del valle llueve hoy viento implacable. Llamas de angustia se derraman con el polvo parecido al talco. Las grietas se apoderan de la tierra madre y corrompen su seno generoso. Arde la garganta por tanta seca: arde por sed y por impotencia. Sólo las plumas que se desprenden de un gorrión muerto son capaces de elevarse en vuelo. Un viejo mira al cielo y ni siquiera implora. Está cerca del final y lo sabe. Un changuito juega indiferente su ritual de pobre. Se oyen las cadenas de los pozos. Es que las mujeres, en su eterna lucha por preservar la especie, palpan el útero yermo del suelo, en una búsqueda cada día más inútil y siniestra.



© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

jueves, agosto 24, 2006

Lo feliz de hoy

Lo feliz de hoy,
esa desaforada alegría
que me enturbia los ojos

con el agua clara de las lágrimas
en un centelleo de azules
que proclama la limpia mansedumbre del cielo

sublimando flores,
tiene un cómplice
entre los ángeles corpóreos

que se deslizan –juguetones- por mis días:
lo feliz de hoy, de mañana y siempre,
es un hada que se eleva

apacible en mi corazón de amigo,
forjando en mi pecho, abarrotado de ternura,
las cuatro letras que eligió

para pasar por azarosa: Tina.







© Juan José Mestre



 Posted by Picasa

miércoles, agosto 23, 2006

Un silbo apacible

A Jeniffer.


Un silbo apacible una gota apenas, *

el roce de violetas,

la nieve que se funde
en el ardor de la arena.

La calma de la espera
es una iguana soñolienta

a la hora de la siesta,

grieta cerrada con el ocaso
de los cíclopes, para decir

“Amor, te estoy esperando”

y caer, sumiso, ante tus manos
que arrullan, desnudas, al anhelo.



© Juan José Mestre

(*) Versos de Jeniffer Moore. Posted by Picasa

Una Farola


Una farola, luz circular
limitada por la noche, ópera prima
de la soledad entre dos crepúsculos mortecinos,

el raro crujir de las suelas entre las hojas,
lunas quebradizas rechinando plata,
el perpetuo cansancio del errante

que busca más y más senderos.
Un hilo de agua se escurre
por la fisura serpenteante de las tapias

y muta,
llegando al suelo, en un hilo negro,
tan negro como la sangre que tapiza la existencia.




© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

lunes, agosto 21, 2006

Tanto el silencio

Tanto el silencio, tanto el llanto de la niebla que demuda los paisajes, un ulular de fuegos en el hálito de lo llano, el himno de los hielos evocando frías epopeyas –loor de notas mudas y escalas descendentes-, pájaros fuliginosos en la quietud inmaculada de los cielos, un pajarillo que de pronto desentona con la vida; Cloto, Láquesis y Átropos embrollando los torzales de los hombres, el dulce tacto de la postrer caricia, las manos quietas, el pecho inerte.

Es tanto el silencio cuando la noche duerme…





© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

domingo, agosto 20, 2006

Convivencia

Aprendí a convivir con la muerte desde siempre. La casa donde vivo y en la que la familia lleva casi 78 años habitando es testigo de ello. La verdad es que siempre me resultó algo curioso y casi doméstico, como el árbol que veo a través de la ventana del cuarto en el que escribo. Es una presencia cotidiana en mi vida. Puedo sentir cómo se mueve con natural soltura a mis costados. No me incomoda. Es parte de cada movimiento que hago. Reconozco que hay entre nosotros un poco de recelo, pero hemos aprendido a soportarlo. Ni siquiera cuando dio los golpes más fuertes, logró sacarme de quicio: pensé que hacía su trabajo y a otra cosa. Lo único que me parece agobiante de ella es la ausencia con que tiñe todos sus actos. La ausencia y el silencio. Y su olor agrio, seco, penetrante; el color sepia que envuelve la lobreguez de ese instante en que te arrebata a alguien que fue el motivo de tu vida. Fuera de ello, todo bien: ella con lo suyo y yo con lo mío.
La percibo curiosa a mi lado, observando lo que escribo. Parece no alterarse. Quizá porque no he dicho nada que no fuera cierto. Tal vez, porque sabe que siempre tiene la última palabra.



© Juan José Mestre.
 Posted by Picasa

sábado, agosto 19, 2006

Te abrazo


Te abrazo cuando mi desesperación finge que la muerte es buena compañía de aventuras; cuando se me acaban los soles para calentar las heladas llagas del alma; cuando ni llorar es posible, te abrazo. Cuando los árboles que antes florecían de verde hoy me acosan con sus grises, busco un poco de mi espanto y lo cobijo en la alianza de tus brazos. En ese instante en que no es posible nada, busco la posibilidad de la dulzura de tus palmas en mi espalda, sanando el amor herido. Como un ancla, un roble que se abate en la terquedad del viento, la absurda esquirla que muere en un bermellón de vida, me aferro a tus brazos. A tus brazos que me completan en el círculo sagrado del fuego, del amor, de lo humano. De lo posible y lo aleatorio, de la angustia y el suspiro. Del cósmico advenimiento de la luz y de la sombra. De la rosa y de la espina, eternas compañeras de lo terso y lo punzante.

(Te abrazo y todo se macera en el azul turquí que promete la noche al comenzar con sus vigilias)


© Juan José Mestre
Foto: sin título, by Cogiac
Posted by Picasa

viernes, agosto 18, 2006

Informe casi meterológico


Esta mañana sopla viento.
Hay niebla.
Un dejo de desesperanza
se percibe en el rojo de la rosa.
El sol está indeciso.
La gente tiene prisas ambiguas.
El cielo se ha vuelto un manto de fútiles cobijos.
Pronto llegará la lluvia.
Aquí la estaré esperando.
Es lo único que tengo por hacer.



© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

jueves, agosto 17, 2006

Elegía de Invierno




Una plegaria, un levantar los brazos
cuando se cae de rodillas, arropado por la pena
y el solsticio níveo de la angustia;

un sollozo entre notas de tristeza
que se escurren por el lánguido pasar de los sueños.

El espantoso gemir del viento
que arrasa recuerdos de cartón,
invierno de mis años en los nudillos,

muerte blanca de la sangre que ni siquiera corre…


© Juan José Mestre

 Posted by Picasa

miércoles, agosto 16, 2006

Incondicional

Incondicional, el amor discurre en nuestras vidas como esa cascada serenamente impetuosa que baja por la ladera. Es un sino piadoso ese de inmolarse en espuma y cubrir como un manto satinado las almas de los hombres. Inmarcesible rosa de los valles, perfuma de colores el aire insípido y solitario. Suave copo de nieve o algodón según convenga, entibia manos y enjuga heridas en el camino flagelante del acaso. Un gorjeo, un quiebro de voz en la garganta, una ilusión, una alabanza; incienso, oro y mirra; júbilo y cantares, moraleja de paz en las tormentas, desmaya de éxtasis ante una sonrisa, un beso o un abrazo. Incondicional, brota con la hierba –musgo y menta en los rincones-, y se glorifica en el laurel perenne de la diadema de estrellas que lo testimonian en la roja santidad de la sangre.




© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

lunes, agosto 14, 2006

Naval

Escuadra naval en retirada,
vaniloquio del mar embravecido,
arenga sitiada por la derrota,

navega mi alma sobre el magma frío,
busca su deriva, que ni eso tiene,
sueña con lo no soñado,

escupe hiel salada por el desencanto,
caen las banderas y los ferros
y se hunden los peñascos, sumisos al mandato.




© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

sábado, agosto 12, 2006

Con la tenuidad de una ilusión



Con la tenuidad de una ilusión, las hojas del libro pasan de una en una, desganadas en la congoja de la brisa. Desmayo de las velas, tu desnudez se evade de la simpleza de las flamas inquietas sobre la bordadura que, tímida, intenta inventar la fusión de tu piel con la rosa pálida que yace a tu costado. En la penumbra te contemplo. Llovizna tibia en lo perlado de la noche, crecen tus alas en mi mente arrobada por la música. Alguacil que lleva en Libra el equilibrado periplo de su vuelo, absorbes la retícula del cielo nocturno para explorar orgasmos y universos. Te contemplo en la penumbra y pienso que debo ser un dios que perdió su Olimpo y sus misterios por estar a tu lado.


© Juan José Mestre


 Posted by Picasa

viernes, agosto 11, 2006

Cuadratura

Copyright © Luis Cobelo

***
Tres cuartos de círculo
es la distancia:
la ascensión consuma el dilema.

Si lo intento,
divagaré por los siglos,
mudo entre teoremas.

Si no lo hago,
me estragarán entre acertijos
las inferencias ocultas de cada sol y cada luna.


© Juan José Mestre




 Posted by Picasa

jueves, agosto 10, 2006

El último plazo


Si es perentorio el soñar
con lo debido, sueño con el amor
que siempre tuve.

Si es decisivo decir todas las verdades,
grito la única que tengo:
te amo en cada rincón y en cada cielo.

Si tan urgente es lanzar proclamas,
echo la mía al viento
y luego muero

con el quejumbroso piano desgarrando estrellas.



© Juan José Mestre

 Posted by Picasa

miércoles, agosto 09, 2006

Anillo



En la noche de los tiempos,
una dorada alianza refulge con anhelos de infinito,
hueco primordial de cada hora.

Las manecillas del reloj enloquecen,
fútiles en la esfera…
ven llegar el final de lo inaudito.

Es el coro de augures lamentando la huida de los pájaros:
uno de ellos, abisma sus alas
en la espesura arrebañando colores del vislumbre.


© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

martes, agosto 08, 2006

Retumbo del adiós



A Tina, por su amistad.

Retumbo del adiós, las ondas quedas del lago alargan el silencio de los sauces caducos de llanto. El Sol, tenue en la culminación de los espejos, canta su elegía inconsistente a un sapo que nada espera. Bálsamo del azul, una nube hace un parche en el cielo y lo arrasa envuelto en hilos dorados. Por un rato, la esterilla parda que iguala todas las tristezas, brilla en su esplendor de espinas. Mueren las notas no escritas de una melodía silbada por el viento. En lo opaco de la memoria aguarda el recuerdo, vacilante.



© Juan José Mestre Posted by Picasa

lunes, agosto 07, 2006

Rémora



O hay un tiempo que carcome los aljibes,
o el arcano, dibujo de trazos misteriosos,
se renueva en el despojo de la hiedra.

(la casa vive maquinalmente su endeblez de niebla)




© Juan José Mestre

 Posted by Picasa

sábado, agosto 05, 2006

Si es que quieren

Regresarán las utopías si alzamos la voz
para repeler con globos blancos
la negrura de esta guerra.

Pueden decirme iluso si es que quieren;
si es que quieren eleven pancartas
que proclamen mi locura.

Voy a encontrar algo de verdad en todas ellas,
es seguro,
porque quiero reverdecer la vida,

encontrar un atisbo de esperanza entre las bombas
y morir en la resurrección de un niño
de ojos asombrados por el azul del cielo.



© Juan José Mestre




Posted by Picasa

viernes, agosto 04, 2006

Puntos Capitales



Tal vez, un cisne confundido con la noche semeje la silueta del excelso pianista que trunca sus notas frente al telón del cielo, alivianando el aire.

Acaso lo corpóreo sea más volátil en el simple brillo de una estrella.

Quizá sea la luna un engaño de los poetas y los lobos.

O es posible que todo sea incierto, fugaz, precario en la inmediatez de lo humano.

Puede que lo ignorado sea un axioma que haga caer los dogmas.

No interesa: mientras haya música y silencio, estaré satisfecho.



© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

jueves, agosto 03, 2006

El ensueño


La caricia del sol, tus manos en mi rostro,
una brisa perfecta que refina la suavidad de tu pelo,
el tallo de un arbusto inclinando su desnudez hacia esa sencilla espesura de la luz en mediodía, el plácido azul jugueteando con tus ojos, la mirada fija de una rana armando idilios con la hierba temblorosa de todos los inviernos, el canto del tero –deliciosa obertura del hechizo-, el adormilado atisbo de tus ojos hacia los confines y la mansa entrega del abrazo, para simular el final de los tiempos en la inaudible nota del perlado sueño de un relámpago…


© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

miércoles, agosto 02, 2006

Urdimbre




Es la melancolía un eterno parpadeo
para discurrir el tiempo, una apacible locura
que se escurre en la maraña de recuerdos
inquietando espejos, difuminando rostros,
pátina de sol, esmeril de sombras.


Es la melancolía el oír tu voz curtida por el viento,
pero como antes, siempre como antes…


(un dulce sabor se paladea en la urdimbre de la ausencia)





© Juan José Mestre
 Posted by Picasa

martes, agosto 01, 2006

La palabra



La palabra, esa corsaria de pasiones y ternuras,
se vende al mejor postor para trocarse
en verbo de amor y de indolencias.

Camina por el aire –libélula de ocho alas-
y muere con el sol, en cada ocaso: enmudecida,
grita destellos a la luna, amante silenciosa.

Cuando se tropieza con la muerte, enmudece
para que dialoguen los cañones
y cuando se entrelaza con la vida,

estalla en borbotones y gemidos.
Es fulgor tibio en el susurro de un abrazo,
mas espada mortal en desentonado grito que apedrea almas.

La palabra, esa corsaria de amores y ternuras,
es mi eterna enamorada:
tal vez por eso el desencuentro

por no ceder el verbo carente de sentido
en el silencio amorfo,
áspero adverbio sin lugar y sin paráfrasis.



© Juan José Mestre

Foto: Lucía Requejo, "Soledad"
Posted by Picasa