Lo feliz de hoy,
esa desaforada alegría
que me enturbia los ojos
con el agua clara de las lágrimas
en un centelleo de azules
que proclama la limpia mansedumbre del cielo
sublimando flores,
tiene un cómplice
entre los ángeles corpóreos
que se deslizan –juguetones- por mis días:
lo feliz de hoy, de mañana y siempre,
es un hada que se eleva
apacible en mi corazón de amigo,
forjando en mi pecho, abarrotado de ternura,
las cuatro letras que eligió
para pasar por azarosa: Tina.
© Juan José Mestre
esa desaforada alegría
que me enturbia los ojos
con el agua clara de las lágrimas
en un centelleo de azules
que proclama la limpia mansedumbre del cielo
sublimando flores,
tiene un cómplice
entre los ángeles corpóreos
que se deslizan –juguetones- por mis días:
lo feliz de hoy, de mañana y siempre,
es un hada que se eleva
apacible en mi corazón de amigo,
forjando en mi pecho, abarrotado de ternura,
las cuatro letras que eligió
para pasar por azarosa: Tina.
© Juan José Mestre
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