En la noche de los tiempos,
una dorada alianza refulge con anhelos de infinito,
hueco primordial de cada hora.
Las manecillas del reloj enloquecen,
fútiles en la esfera…
ven llegar el final de lo inaudito.
Es el coro de augures lamentando la huida de los pájaros:
uno de ellos, abisma sus alas
en la espesura arrebañando colores del vislumbre.
© Juan José Mestre
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