Soledades que aparecen
cuando menos lo esperas,
amores fugitivos
por tanta desidia,
llantos incontrolables
por ser un errante sin
caminos.
Soles negros, penumbras que hieren
los ojos de tanta ceguera,
músicas sin acordes, que recuerdan
al hombre del génesis,
primitivas melodías que trasmiten llamados
que no serán oídos,
porque tampoco pueden oír
los torturados.
Noches claras como el día de Marte,
mares de barro que fagositan
a quien ose sumergirse en ellos...
Angustias que se entierran como puñales
en mi pecho
sangrante de tanta nostalgia...
Vida que no es posible vivirla
sin tu mirada,
con tu amor ausente,
con tu ternura enajenada,
con la tristeza de andar
por el mundo
mientras otro te hizo sentir
lo que yo no pude.
Juan José Mestre
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