No es que no lo sepa,
es que puedo inventar el trémulo milagro
del junquillo en las manos de mi madre.
No es que no lo sepa y que pueda.
Es que está, se ve, se palpa, se huele.
Sólo unas manos.
Un tallo mutilado con amor.
Y la calma alegría de sus ojos
por lograrlo.
© Juan José Mestre
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