Si alguna vez pudiera medir el horizonte
con mis manos,
sumaría el círculo de tu busto
entre mis brazos.
Una perla sucumbiría en el candor de tu mejilla
para que germinen diademas de azucenas
coronando tus pezones.
Si alguna vez pudiera salir del laberinto de tu pelo,
la luna mudaría a simple satélite de tus labios,
por no abandonar el beso.
© Juan José Mestre
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