Sí. Duermo el sueño los oprimidos.
Esa idiotez encausada en el río de las bombas,
estupefacción entre los gritos del instinto,
la maravilla de la muerte caída del cielo,
el encanto del horror en cardenales de infamia,
el dulce llanto de los niños mutilados
y la ironía de una paz que de nada sirve.
Sí. Duermo el sueño de la guerra
que hoy por hoy viene
con el premio usurpador que a los buitres
más desvela:
paquete de papel dorado,
moño hecho de músculos y tendones,
una pizca de lágrimas atufadas
con Chanel número 5
y dentro, aromáticas de tomillo,
un par de manos suplicantes.
A las víctimas de Oriente Medio
© Juan José Mestre
1 comentario:
Bellísimo poema y cuánta sensibilidad para ahondar el misterio del sufrimiento humano.
Encantada de leerte,
A.
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