Tu sonrisa, ese grácil gesto de la menta hacia el rocío, invoca al vuelo de los mirlos en el celeste cielo que amanece. La nostalgia es un arbusto perezoso que desgarra las últimas sombras en el confín de los muslos ateridos. Una voz lejana dice que el mundo despierta. Entre ilusiones, los cuerpos se apegan a la furia de la noche. No es que no deseen el sol; es que todavía duermen la quietud posterior al éxtasis. En la transición se quedan; no piden nada más que todo siga su curso y se bosqueje en el río tu sonrisa, ese grácil gesto de la menta fresca que muere con el primer correteo de un chiquillo atrapando la alborada con asombro.
© Juan José Mestre
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