El sueño que se rompe
en ramitas de canela,
encanto del letargo que no acaba,
adormilado aroma deslizando manos
por los surcos de tu espalda que vierte
su rocío de tomillo hacia el alba sonrojada
en nubes de mosquetas.
Azorados los pájaros
por candelas que no mueren,
ensayan el usual gorjeo obsequiando vida,
camino serpenteante hacia esa gloria cercana,
lindante con tus senos, regazo en preludio
de la dulce leche que beberán los hijos,
éxtasis del espacio, alforjas del destino.
© Juan José Mestre
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