Uno no sabe cómo es que un segundo
puede ser más infinito que el cielo
cuajado de galaxias.
Uno no sabe el porqué de lo inmediato
de un año luz jugando con las hojas caducas
tan cerca del invierno.
Tampoco se entiende cómo es que la vida se parece tanto
a un cuarzo chispeando,
con caprichosa simetría, sus frialdades.
© Juan José Mestre
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