El eco es una letanía
que entretejen los cerros
para que nos oigamos el alma.
El eco es una tristeza
que se empeña en regresar
y regresar.
Yo quisiera ser eco alegre,
pero no se puede.
La Alegría se pierde libre por los valles.
La tristeza se queda siempre
en algún monte
por cautiva nada más.
Y el eco la trae, la trae, la trae...
Y la letanía se hace ruego,
oración que de tanto repetirla
se va quedando, quedando, quedando...
Para no morir y perdurar,
pues si hay algo que no muere
es la tristeza del eco
no escuchado, no querido, el negado,
el que siempre volverá,
volverá, volverá...
Si el eco es una letanía
que entretejen los cerros
para que nos oigamos el alma
y no lo sabemos hacer.
Yo quisiera ser eco alegre,
más que volver cada tanto
para penar y penar...
Deberé aprender a ser valle
para conseguir la libertad, la libertad, la libertad,
para cantar en los cerros
y volver como alegre letanía
y oír mi alma cantar, cantar y cantar...!
© Juan José Mestre
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