Torpe, la mañana promedia su deambular
de meretriz asqueada de entregarle
hojas secas al viento del otoño.
Un sutil malestar denota la apatía de los árboles.
Es que los ciclos son así:
irrefutables, categóricos,
fundamentalistas,
estoicos guerreros del retorno.
Mañana será igual:
no hay remedio para el fatal destino
hacia el invierno.
© Juan José Mestre
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