jueves, abril 06, 2006

Azulejos

baldosas rotas,

maná agrio:

descalzos los pies y el aliento

buscan el cielo

sin advertir el percal

que lo niega;

tierra de ensueños no hay:

el cosmos embrollado

en la almendrada delicia del anarquismo

no convence a nadie con sus estrellas;

el último de los pájaros

parece haber hallado el rumbo

hacia el único punto vital que se divisa;

en un resquicio de la nada

encuentra un átomo y lo picotea

cuando el mosaico de un sol bizantino

se quiebra en mil fulgures opacos,

discontinuos;

la pesadumbre del armiño

es un avatar inesperado:

no logra comprender

que lo blanco ya no existe…

(solitario, observo que mi sombra

se pierde en el sarro calcáreo del declive)

© Juan José Mestre


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