Duerme, mujer de azaleas de añil. La noche está afuera, lejana y tenue. Los barcos son devorados por el telón de estrellas que cubre el estrecho. No hay vigías, no hay faros. No hay luciérnagas, no hay luna. El negro mar está quieto. No puede perturbarte. Duerme mujer, duerme. Estoy aquí para custodiar tus ojos que descansan. Estoy aquí, con mis dedos rozando el perfume de tu cuerpo. La música y el libro esperan por ti. Para cuando despiertes, mujer, cuando despiertes. (c) Juan José Mestre. |
sábado, abril 01, 2006
Nocturno en paz
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario