Un verso,
azucenas que repican su blancura
en las campanas de un templo abandonado,
el horizonte extraviando límites en esencias,
unos ojos húmedos
viendo el callado sermón en la brillantez del ocaso,
la pasión de la ausencia distorsionando élitros,
el suave hechizo de la luna aprisionada por las gotas de rocío,
y el viento entremezclado en un salmo que se oye muy lejano.
© Juan José Mestre
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