miércoles, octubre 13, 2010

LUNA NUEVA



Era una nueva lunación que se avecinaba a ese cielo grisáceo de un día cualquiera. El canto de los mirlos imitaba un rumor sordo, pleno de ausencias.  Las sombras caían de a poco, como si no tuvieran prisa alguna. El viento del este impregnaba de humedad el aire adormecido de la tarde. Nada había de presagio en todo ello: un conocido rito se adueñaba del paisaje y nada que se opusiera a él era predecible. Más bien, la rutina se convertía en algo anodino y repetido que apagaba todos los destellos…


© Juan José Mestre



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