Repetidos los ecos del mutismo
en el viento del arcano enfurecido
(huyen los pájaros al no oír sus trinos),
mendigo de amor y sediento,
hurgo en la quebradiza estructura de la mente
toda la sangre que llegó al río
más los tormentos, la indolencia del ser
sucumbiendo bajo la guillotina impar
que no excusa ni el seco golpe del perdón.
© Juan José Mestre
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