El encanto de tus manos, la piel suave, rosácea luz en la sombra milenaria del orgasmo, un gemido trunco, dos jinetes que se toman un descanso, el triángulo de tu pubis, naranja en zumo de simientes, la espalda que se curva, se tensa, se estira en la locura del sexo encaprichado. Un tenue brillo en tus ojos antecede a tus párpados que se duermen en un verso sin palabras, sólo de lluvia azul en el remanso.
© Juan José Mestre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario