Juan mentesano, un hombre por todos reconocido, unas de las voces del mítico Rotativo del Aire de Radio Rivadavia, se transformó de pronto en el locutor oficial de la dictadura. Un dos de abril, más o menos a las 8:0o de la mañana anunciaba el desembarco en Malvinas. Era el último manotazo de ahogado del régimen para perpetuarse en el poder. Era, también, el fruto del delirio de un megalómano que, vaso de whisky en mano, pensó que se podía enfrentar al imperio más poderoso del mundo. Todo es historia conocida. La parte menos conocida hoy, tal vez sea la de los veteranos de guerra, ignorados por muchos, acreedores del más grande de los méritos: ser los artífices de una de las epopeyas más grandes de la historia argentina. Ellos y los caídos durante y después de la guerra, fueron quienes escribieron la historia. Los otros, apenas pueden lucir el no muy apreciable título de cobardes.
© Juan José Mestre
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