Es lunes. Pareciera que hoy terminara la vida. O comenzara. Lo cierto es que el weekend amortigua las urgencias y las reemplaza por el ocio. En esas pocas horas se acumulan las necesidades de los próximos siete días. Es que el hombre necesita de los ciclos para tener una esperanza a corto plazo, de poca monta, sin demasiada altura. Y en ese vuelo bajo se nos va la vida, claro que un poco más soportable. Los grandes proyectos siempre son para los demás y casi siempre fracasan. Este axioma de poca monta se repite, invariable, hasta el fin de nuestros días. y nada hay que lo trastoque. Se cumple como una liturgia de rutinas, un gesto estampado a fuego, una promesa casi sagrada que debe cumplirse sin discutir, sin falencias de ninguna especie, simplemente por formar parte de un acostumbrado inconciente colectivo.
© Juan José Mestre
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