martes, marzo 16, 2010

ROJOS (VII)

Nieve roja.
Lava ardiente.
Fuego blanco.

Un hipocampo
expulsado por el mar
llega a la playa, petrificado.

No hay cielo,
ni ojos,
ni cruces,
ni huellas.

El abismo más cruel
ha sido profanado.

Queda un recuerdo único
de lo oscuro:
el corazón de un hombre
tañe su penúltimo latido.



© Juan José Mestre

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