Un caballo rampante
irrumpe en la horizontal
curva del ocaso.
Rojo vivo, claro, traslúcido.
De pronto, llueve.
Negro.
Todo es negro.
Rojo.
Rojo es el río, el volcán
y el hongo nuclear
que surge silencioso.
Negro.
Rojo.
Macabro juego cromático
De un sol cayendo
en la más absoluta disolución.
Ahora todo es viento.
Nadada más que viento.
Unos ojos inyectados con pavor
atisban la teatral escena.
© Juan José Mestre
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