Un determinismo infalible recae sobre el pasado. No hay modo de cambiarlo. Tampoco es posible llorar sobre un río que retorna a la vertiente. No es posible volver el tiempo atrás, tampoco es predecible el futuro. Lo único certero es el microsegundo en el que mantengo presionada una tecla para formar una palabra. Y con esa palabra puedo herir, matar, enamorar, pactar con el diablo o bendecir el azul. Con el verbo puedo ser completamente humano. En el Tiempo tal vez halle un poco del perdón que necesito. Tiempo y palabra. Cuánto de misterio y de oscurantismo puede haber en ellos…
© Juan José Mestre
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