La mente recelosa. Los músculos tensos, duros como piedra. El dolor insoportable. La incertidumbre del alivio. Los pies que se arquean, se retuercen, se hacen garrras. Y la piedad suplicada por las lágrimas necesarias. Y el próximo balbuceo en la sombría luz de la mañana. Conjunción de niebla con llovizna, el día promete muy, pero muy poco detrás de la ventana.
© Juan José Mestre
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