El suelo escarchado juega con los rostros de la gente y los trastoca en una mueca de padecimiento detrás de las bufandas. Es una feroz ingenuidad aquella que se esconde detrás de las miradas, huidizos pasos en pos del reclamo ausente de unos patos. El sol, en tanto, dibuja un abstracto paisaje de tibieza. La rutina se convierte en la silente monotonía de los gestos.
© Juan José Mestre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario