¿Qué es esta desazón que se diluye en lo denso de la niebla? ¿Quién es ella para hacer que escriba en gris la monótona ausencia del viento? ¿Qué he hecho yo para convertirme en asesino de verbos y adjetivos en pos de un delirio inesperado? ¿Qué es lo que hace tan atrayente al abismo imaginario para que sea una invitación a sus brazos? ¿Qué es este anquilosamiento del ser en el que se quiebran los bambúes? Nadie podrá responderme. Todo es parte del juego. Brutal acertijo que nunca se devela en el presente. Y es así que renace ese dulce tormento que es la esperanza.
© Juan José Mestre
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