
Oigo el interno viento
-seco y frío-
y un torrente de acíbar
va y viene como un perro fiel
que lame las heridas
aunque sea afilado cual la pena
Canto rodado circula por mis venas
rompiendo el tejido de mi origen
allí donde muere el dulce limbo de la fábula
y la bestial risa del ardid
Un brillo extraño se guarece en mis ojos
cuando la luz se hace innegable
o lo obsceno silba mi disoluto canto
y desangro en las aristas del rubí
el rumbo sin periplo del agua
que corre por el sueño de un peregrino
© Juan José Mestre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario