El silencio audible de la brisa esparce sus aromas por la casa. En su quietud, las paredes trasuntan vida, sea ella ficticia o real. Lo de “ficticia” es un decir, una mera afectación de lo positivo, esas realidades paralelas que tanto se parecen y son diametralmente opuestas. Esas tragicómicas escenas que se dibujan en el vacío desamparo de sus corredores. Nada es tan parecido a un universo. Nada es tan semejante a los fantasmas.
© Juan José Mestre
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