Devenir del gris en el crepúsculo matutino, el sábado nos deja sus primeros acordes acallados; un sueño lento comienza a despertar. No hay tanta prisa a estas horas. Sólo alguna que otra cosa llama nuestra atención soñolienta de desidias y sorpresas. Nada es tan importante en la visión anodina que propone la desnudez de la mente por ahora. Ya el día se encargará de definir disonancias y armonías.
© Juan José Mestre
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