domingo, septiembre 09, 2012

LAS FELICES HORAS




Jorge Prado es, para mí, un gran Amigo. Supo estar en los momentos más importantes de mi vida. En el sepelio de mi padre, cuando fui a llevar su ataúd, me dijo: “Dejá Flaco, yo ocupo tu lugar”. Lo mismo hizo con mi madre. También compartió uno de los momentos más felices de su vida. Llevaban unos dos o tres meses  de casados con Leti, cuando ella sospechó que estaba embarazada. Recuerdo que una tarde me dijo que dejáramos de estudiar inusualmente temprano y que la acompañara hasta el consultorio del bioquímico. Nos despedimos hasta el día siguiente en la entrada del laboratorio y  emprendí el regreso a casa. Al día siguiente me dijo el motivo de su visita y que para el mediodía le daban el resultado. Estudiamos con impaciencia hasta que llegó la hora. Cuando llegó Jorge, intenté llamar a mi padre para que fuera a buscarme, pero Leti me dijo ¿no venís? Y yo, obvio, acepté. Llegamos y ella fue a buscar el resultado. Unos minutos después, subió al auto y susurró “positivo”, un revoltijo de llanto, risas, abrazos y besos entre los tres casi desarma el auto. Sí, estábamos ahítos de dicha y enloquecidos de amor a  la vida. Felices, simplemente. Pienso que hay muchas personas qure comparten  su dolor, pero la felicidad es más individualista. Quienes la comparten, son seres escogidos. Jorge está entre ellos… sin dudas.

© Juan José Mestre.

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