Está todo dicho. Que el final redima nuestras lacras. Caiga el telón de olvido sobre el lastimero espectáculo de la indiferencia festonada de molicies. No es posible la piedad cuando nos ganó la reticencia del amor. Las tumbas serán espejo de la solitaria avidez que nos trazamos. La luna sólo estará para ignorar el arcaico aullido de los lobos. © Juan José Mestre |
1 comentario:
Juan José, tienes un hermoso blog. Felicitaciones y a seguir con la creatividad que te caracteriza.
Un abrazo.
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