El prodigioso encuentro de unas runas descifrando mares. Tarot enloquecido en los asertos. Nigromancia excluyendo embrujos. Cábala indolente que lleva a lo ilusorio del cero. Chamanes tras la puerta dimensional del olvido. El azabache de la noche que se enclaustra en el menoscabo. Tótem de agua personificando nada. Se ha traspapelado la coherencia. Hasta el anatema parece un alivio ante el desaire de los mitos. No quedan dudas: lo absolutamente nulo ha ganado la partida.
© Juan José Mestre |
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