viernes, marzo 11, 2011

CUENTO BREVE SOBRE NIHILISMO



 
 
Llegó con prisa a su trabajo. Notó que nadie estaba en su puesto. Solía suceder a menudo, así que no se dio por enterada y puso manos a la obra: encendió su pantalla, abrió el Word y algo estalló en su interior. Se metió de lleno en la superficie blanca que se presentaba ante sus ojos porque sabía que allí estaban todas las claves de su existencia. Por esta vez, no le había errado. Vio –con absoluta claridad- el vacío constante que tantas veces le escamoteó al espejo. El ego, su ego, huía por los intrincados vericuetos que los bytes despejaban entre las vías muertas de la red -sin terminales- de su ruina. 



© Juan José Mestre


 

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