miércoles, diciembre 08, 2010

LA COMUNIÓN


No sabía de que se trataba. Veía que muchos chicos –nenas y nenes- vestían de blanco. Siguió su camino  ya en su tramo final: había trabajado toda la noche como cartonera y lo único que deseaba era dormir. Mientras regresaba de su ronda hacia la casilla, oyó a las felices risas entrar a los templos. Pero eran risas de otro mundo. Ni siquiera la inmutaron. Sólo pensó que pronto estaría dormida.


© Juan José Mestre

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