viernes, octubre 05, 2012

LA PERTENENCIA




Siempre he dicho que hay cosas peores que la muerte. El sentir que estás solo en el mundo es la peor de ellas. Desde que murió mi madre, me pasaron cosas que ni quiero recodar. Pero uno de esos días fue el 1 de noviembre de 2008. La señora que me acompañaba  se había ido a Córdoba y no tenía intenciones de volver. Yo estaba en mi casa de mi tía Nilda que no podía atenderme. A las diez y media de aquel domingo la llamó a Leti para que me hiciera pata hasta las siete de la tarde en que teníamos una entrevista con Gladis, una chica que pretendía tomar el trabajo. Pero era todo muy incierto. Si no salía bien, yo me quedaba en banda. Leti fue a buscarme, almorzamos, pasamos la tarde en su casa y unos minutos antes de esa hora, estábamos en casa. Cuando llegamos, Gladis estaba esperando en la puerta. Hicimos la entrevista y desde ese momento quedó cuidando de la casa y de mí. Pero aquel día no se lo deseo a nadie. El no saber que va a ser de vos en las próximas horas es la peor de las incertidumbres. Te convertís en un paria, te aseguro. Perdés entidad. Te quedás congelado en las horas que ni siquiera transcurren. No pertenecés a nadie ni a nadie. Sos  una entelequia. Ni más ni menos. Sólo pido una cosa: no repetir esa experiencia.

© Juan José Mestre


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