lunes, octubre 29, 2012

¿CÓMO HICIMOS?


¡CÓMO HICIMOS?

Por esos insondables misterios que tiene la vida, nos conocimos. Y por esos misterios, también, hemos elevado al universo el inescrutable canto de la amistad. Pero no quiero arrogarme méritos. Recuerdo que Tina, en primer año, quien vino a buscar unos apuntes y yo la recibí con una camiseta musculosa pavorosamente horrenda. Aún así, consiguió los apuntes. Y esto no es un dato menor en mi vida, ya que fue ella, también, la primera chica que se acercó a esta casa en los quince años que por entonces tenía en este plano.

Después, siempre estuvo presente, incluso en esos años en que se fue de Venado. En medio, cinco años de secundario fueron suficientes para sentirnos amigos. Y pasó esto que quiero que  explique, palabras más, palabras menos, Mario Benedetti:

"... sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor
ese desesperado
empezarán a mirarnos con envidia
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.”


Es que la amistad, esa sublime forma que toma el amor, es maravillosa. Maravillosa porque siempre está, sin egoísmos, con flores o con espinas y aún con desencuentros. Pero está y se percibe en la mirada del otro. Tal como lo percibo yo en la mirada de Tina.


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