martes, abril 26, 2011

SIEMPRE ESTUVISTE EN MIS BRAZOS




 

 

Siempre estuviste en mis brazos. Sin rozar tu cuerpo, sin besar tus labios, casi como lo volátil de la niebla toca una flor de colores eventuales. Una voz lejana que proclama imposibles, un sueño que se sueña sin quererlo, un amor improbable y sin embargo intuido, casi consciente de su inexistencia, real como la ausencia de mil noches y mil días. Siempre estuviste en mis brazos; consentido silencio de dos seres que mueren y viven por el otro, con la secreta esperanza de que el tiempo, la muerte o yo qué sé, abra las puertas que mutuamente cerraron, allá cuando los pájaros cesaron su canto, anonadados por lo absurdo. 
 
 
© Juan José Mestre


 

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