miércoles, abril 13, 2011

LAS GRIETAS






Dijo que me amaba. Inmediatamente apoyó su cabeza en mi hombro y vinieron los consabidos escarceos. Que una caricia en el pelo, que un beso negligente por aquí. Otro un poco más responsable por... allí. Esas cosas que suceden después de los besos y que todos sabemos transcurren mientras continúan otros besos. Desnudos y agotados, ella se durmió y yo, mirando el techo, me puse a pensar en el partido de papi fútbol con mis amigos y de cómo se agrietan las paredes con la vibración del tránsito. De todo lo que cuento, sólo tienen solución las fisuras de los muros...


© Juan José Mestre

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