jueves, marzo 31, 2011

DAMERO


Lánguidas horas en medio de dos esperas. Café, el diario que siempre dice lo mismo, un alfil jugueteando entre los dedos, miradas huecas  en la suavidad de un vacío, el bar que cobija soles inseguros de un invierno como tantos, la gente  adormilada en un sopor lleno de morriñas, nada por hacer aunque las prisas se acrecienten, muerte matutina del sol, abismo que se abre con el rumor de las voces que nada dicen…


© Juan José Mestre

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