Una mano, cinco dedos
(de frente)
hacen del amor
un imposible.
Una caricia
echa por la borda
todo lo escrito
acerca de rosas
y de espinas.
Un corazón ardiente
vuela hacia el abismo,
es cierto, pero
¡cuán feliz llegará a su muerte!
La locura, entretanto,
amputará los dedos
de la frente
para decir que
una rosa,
húmeda
y sin espinas,
es la utopía.
© Juan José Mestre
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