jueves, febrero 24, 2011

PAMPEANO



 
 
La noche se adueña de la pampa. No hay nada más fantasmal que este paisaje plagado de tristeza. Es una tristeza honda, sin final, de horizonte amplio y sin margen para el alma. Pareciera que el hombre por aquí no existe, que es devorado por la desmesura del cielo negro, sin enmiendas. Su presencia es nada más que una invención de la mente divagando por la desnudez de los senderos. No hay salvación. No hay infierno. Todo se reduce a espacio y tierra, es decir: infinito. Y el hombre no está hecho para ello. Un terruño que de día se derrama en colores, a esta hora esfuma toda posibilidad humana. La pampa es una mujer peligrosa. Uno se encariña con ella hasta que le da la espalda. Es mejor no descuidarse. 


© Juan José Mestre

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