
Foto: Stan Trampe, Dancers
Abismado en tus ojos me recuerdo:
suenan trompetas de gloria
en la herida abierta de mis brazos,
aquí y ahora me regalas
la pulpa dulce de tus senos
y yo, semilla al viento,
germino entre los muslos tibios y gimientes.
Un orgasmo de cristales se oye entre clamores
y tu espalda se recuesta en mi pecho
para descansar sobre los agrestes vellos,
muselina y miel domando ímpetus.
Abismado en tus ojos me recuerdo:
la línea de tu cuerpo es el límite
en el que se reclina el horizonte
despojado del barranco por donde cae la noche.
© Juan José Mestre
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