domingo, abril 23, 2006

Barroco


Dominio fantasmagórico del amor,

la tarde muere en granas y naranjas,

marfiles oscuros del disco del ocaso,

mosaico rosa y penumbroso del cielo

que se trastorna en dégradés de garzos perigeos

y muere en una desenfrenada orgía de lunas rojas,

inefables ninfas purpuradas al acecho.




Luego,

el silente canto de un coquí

extraviado en la memoria,

se apodera del lúbrico rocío y lo posee.



© Juan José Mestre



1 comentario:

Viviana Álvarez dijo...

Juanjo, maravillosa tu expresión. Bellísimo poema.
Cariños