viernes, noviembre 24, 2006

Opaco


La locura de amar locamente. Luego, la lluvia que borra huellas, el encanto roto de un sueño ya resquebrajado, ilusión muerta en los rastrojos, cenagosa inquietud del laberinto trazado en tu mirada, pútrida encarnación de la muerte que trae más muerte, enamorada ventisca ovillando éter, garabato de las hojas torneadas de desidias, un colibrí exudado de colores y bebiendo licor agrio, allí donde estallan las plegarias.


© Juan José Mestre


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