viernes, junio 18, 2010

INTERLUDIO

A veces, la llovizna y la noche se confunden en las horas del alba. Y la figura intrigante y sometida de los árboles es una invitación de invierno.Paradoja unívoca, su desnudez nos indica el estoicismo de sus dormidas ramas. No hay hojas secas ya, salvo las que se gastan lentamente en las aceras y las que se pudren con la humedad gélida de un invierno que se planta ante nosotros. ¿Y nosotros? Somos nada más que figuras arrachadas buscando la calidez de una mano o un abrazo.





© Juan José Mestre

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